ALDO PARFENIUK. PALABRA PRIMIGENIA

ALDO PARFENIUK 
 PALABRA PRIMIGENIA

SOBRE LIBROS y POETAS ARGENTINOS

Carta a Leopoldo “Teuco” Castilla Sobre Manada.

Buenos Aires: El Mono Armado, 2009

(con traducción de Stephan Chaumet, Al Manar, Paris, 2014).

Querido Teuco:  
                           finalmente, leyendo tu Manada, entre otras muchas cosas que uno no puede glosar cuando se topa con verdadera poesía, termino de entender algunas de las cuestiones que, con relación a la naturaleza, hasta el momento sólo tenían para mí explicación teórica. Como en las ideas del filósofo Giacomo Marramao, cuando dice que la naturaleza ya no es más templo, ( cosmos ), ni laboratorio, sino que es código. ¿Y cuál es el efecto, la diferencia de esta nueva idea de código?. La novedad es que ya no hay más diferencia entre sujeto y objeto. El sujeto que piensa y estudia y el objeto estudiado participan de un mismo código. Tenemos el mismo ADN que la estrella (y como bien dice tu poesía, la palabra se encarga de fundar, mediante su código, los diferentes (des)órdenes)
Tu cosmopoesía (calificativo rebuscado pero inevitable) viene a ilustrar acabadamente esto que ahora se me transforma en certidumbre: que somos carne de astro, de piedra, de árbol, de pájaro,  de insecto, etcétera.    Lo que escribís -entre otras cosas, ya que el libro ofrece distintas alternativas- es la prueba de esa presentida existencia de un remoto más allá inscripto en el más inmediato y próximo más acá (y, ciertamente, la expresión del isomorfismo entre lo más pequeño y lo inmenso, lo activo y lo inerte, lo astrológico y lo zoológico, y tantos otros “opuestos” creados por la razón…) También está el tema  de que el libro pide ser leído en orden creciente, como un proceso ( seguramente por eso los poemas están enumerados) Pero yo elijo recibir libremente los impactos de cada uno y todos los textos, y desordenadamente.  Con eso compongo mi propia versión (mi propio cosmos) de las tantas posibles. Es eso algo de lo que más  me gusta del libro; y es lo que cuesta encontrar en ese gran resto de la actual poesía argentina, tan egoísta y empobrecida.
También advierto que lo meritorio de lo tuyo es  -entre otras cosas y según mi humilde opinión- que la intuición o la videncia de esos vínculos ya está presente en tu poesía desde los primeros libros. En ellos ya es central  la preocupación por los elementos, por lo terrestre, por las arcillas primeras….   Si me apuran un poco, diría que ese, en realidad, es el motor (inevitable) de tu poesía.
Como antes fuera el caso de tu padre (“su luciérnaga sola entre los muertos”, y de quien el próximo 2018 se cumplirá el centenario de su natalicio), que fue quien nos enseñó con poesía -especialmente en libros como De solo estar y otros tantos poemas- todo lo que nuestra lengua neo latina de crianza nos negó, al unificar en la palabra tiempo lo cronológico y lo atmosférico, vos seguís de la mejor manera el camino,  y lo ampliás generosamente, llevándolo al campo de lo físico-natural (de lo physiológico, como decían los antiguos). Eso es muy bueno, porque entre otras cosas permite vencer el capricho del tiempo, haciendo que una voz que no merecía apagarse tan pronto, siga cantando, contando, en tu voz. Por supuesto. Todo esto dicho respecto de los significados que uno cree encontrarle a lo que lee en la poesía; en mi caso particular, muy cargada de mis lecturas de Manuel.
En lo estrictamente literario -técnica, estilo y demás- soy bastante incompetente. Seguramente habrás tenido sustanciosos comentarios por parte de los entendidos. Tu libro, sin duda, los merece largamente.
En fín Teuco: celebro entusiasmado el reencuentro: con vos y con tu poesía, que son cosas bastante parecidas.  Un fuerte abrazo cordobés, Aldo.

AGUA DE CASTILLA
                            A Manuel J., in memoriam
¿Qué era
desde la leña al viento de la quena
ese humito del huayno?


¿Qué el sueño
despertando entre las cuerdas
en niebla del charango?


¿Qué los cantores?
¿Qué Salta?


¿Y ese canto del canto,
el aire florecido que hoy liban
hondos pájaros?


En lo de Taibito, ahora,
tras paladas de cereal en polvareda,
recién creo verlo y te lo cuento
(al oído de Tinino y de Silvana)
como si una adivinanza
lo pidiera en tus páginas:
era el agua, Manuel. Era un río
la música corriendo desde el “Agua
de lluvia” hasta el “Triste de la lluvia”


Un río en muchas voces
y aromas y colores de América
bajando en los poemas.


Un agua
sobre montes y chacos y altipampas
y mujeres perdidas del tiempo,
con tu memoria dentro
y tejiéndole con hilos de tu barba lloviznas
al silencio.


¿No es cierto que era el agua,
que era el agua la tierra?                                           



Trenes por el cielo

Después de la lluvia
nos poníamos a cortar
/a mano
el arco iris
para pintarnos el cuerpo.


Ya habíamos bailado
sobre la piedra más alta
con espíritu indígena
la Danza del Agua, untados en barro,
coronados de sauce.  Aureolados
por el resplandor de la vida
silvestre y jugosa.


Y salíamos a cazar frutos dorados
por las quintas ajenas. Lanzados
al encuentro de un país de aventuras
que esconde fabulosos tesoros.


O esperábamos al pie de los grandes pinos
que el sol de enero actuara milagrosamente
sobre el colchón de hojas secas.  Despertando
el sueño de los hongos, sus legendarias batallas
entre gnomos y gigantes.


Al final,
ya casi noche y tendidos sobre el pasto,
mirábamos pasar los trenes por el cielo:
las estaciones, los campamentos, las poblaciones
           perdidas;
y más allá,
las inmensas ciudades donde un día
también nosotros seríamos los encargados
de encender todas las luces


y hacer pasar los trenes por el cielo


como estrellas de pasajeros
errantes
que esperan encontrar en nuestros sueños
sus estaciones de arribo.

Mueblería Los Sueños

Treinta años
abriendo las puertas
de un negocio
que te oculta y te da de comer
sin pedirte demasiado a cambio.


Aunque
el verdadero negocio
es que disfraza la guarida
donde un finísimo polvo
y sutiles telarañas
protegen y relacionan hábilmente
libros, herramientas, manuscritos,
conversaciones, colchones,
ideas, mates, música.
Densas humaredas.


El amor, la amistad, la muerte,
la poesía


siguen por aquí pasando
quedándose
en tu vida
de pequeño comerciante
que sólo intenta vender
muebles
a la medida de cada sueño
pequeño, grande,
nuevo o usado.
Propio o ajeno.


Treinta años
escrutado por los ojos oscuros
            del pino
entre cuyas vetas
los fantasmas del bosque
te recuerdan que tu vida
ya pronto será
dócil materia onírica de
La Mueblería
donde alguien mañana ofrecerá
roperos, camas y colchones
que sueñan a un hombre
haciendo
el amor, la amistad, la muerte,

la poesía.
*Obras Plásticas originales: Silvia Coggiola


Aldo  Parfeniuk
Nació en Villa Carlos Paz, donde vive. Poeta, ensayista, crítico literario. Docente-investigador de la Universidad Nacional de Córdoba.
Obtuvo Premios en docencia, poesía y ensayo.
En poesía publicó: Provincia verde y espinosa (1991),
Los días verdaderos (1999), Un cielo, unas montañas (1996),
Por donde sube el cielo al cerro (2010) entre otros títulos.
Su último libro de poemas se titula: Un poema no debe hablar (Alción, 2014)  

En ensayo podemos mencionar entre tantos:
Filosofía del poema (1982),
Manuel J. Castilla, desde la aldea americana (1990 y 2017), Mundo Romilio (2005),
Bicentenario: cultura popular y nación (2012, Premio Bienal  CFI) y Alberto Burnichon: el delito de editar (2013). 

Silvia Coggiola
oriunda de Villa María (Córdoba.)
Vive desde hace 30 años en Carlos Paz.
Estudió Artes Plásticas y Visuales con distintos maestros
y cursó estudios
en la Escuela de Artes
de la Universidad Nacional de Córdoba.
Llevó a cabo numerosas Muestras Plásticas
y Obtuvo premios en Salones Nacionales, Provinciales y locales.





A. Poderti con Silvia Coggiola 
y Aldo Parfeniuk.










Comentarios

Alicia Poderti ha dicho que…
Aldo Parfeniuk... Un gran estudioso de la Obra de Manuel J. Castilla, quien junto al Cuchi Leguizamón, fue el gran develador de los secretos del Norte profundo y visceral. Junto a Silvia, su esposa -compañera en la vida y el arte-, ofrecen una incursión cultural plagada de verdades y preguntas misteriosas. ¡Gracias amigos por realizar esta muestra conjunta de escritura y artes plásticas!!!