ALEJANDRA PIZARNIK.
PASADO de RELOJES INFINITOS
Emboscado en mi escritura
cantas en mi poema.
Rehén de tu dulce voz
petrificada en mi memoria.
Pájaro asido a su fuga.
Aire tatuado por un ausente.
Reloj que late conmigo
para que nunca despierte.
Alejandra Pizarnik, del poemario Tu voz
Sueño
Estallará la isla del recuerdo
La vida será un acto de candor
Prisión
para los días sin retorno
Mañana
los monstruos del buque destruirán la playa
sobre el vidrio del misterio
Mañana
la carta desconocida encontrará las manos
del alma
La vida será un acto de candor
Prisión
para los días sin retorno
Mañana
los monstruos del buque destruirán la playa
sobre el vidrio del misterio
Mañana
la carta desconocida encontrará las manos
del alma
La última inocencia
para reconocer en la sed mi emblema
para reconocer en la sed mi emblema
para significar el único sueño
para no sustentarme nunca de nuevo en el amor
he sido toda ofrenda
un puro errar
de loba en el bosque
en la noche de los cuerpos
para decir la palabra inocente
de Los trabajos y las noches
Cristina Piña, biógrafa de Alejandra Pizarnik, expresa: "Durante los años cincuenta, está asociada a la revista principal de la vanguardia: Poesía Buenos Aires, dirigida por el poeta Raúl Gustavo Aguirre, uno de los mayores promotores de la neo-vanguardia en la Argentina -la vanguardia histórica entró en los años 20 con Borges y el grupo Florida- y donde se hizo amiga de Elizabeth Azcona Cranwell, Rodolfo Alonso, Rubén Vela y varios otros autores de esta línea, a quienes se unió el gran Edgard Bayley. También publicó en Poesía de Roberto Juárroz. Y se puso en contacto con el grupo surrealista a través de Olga Orozco y Juan Jacobo Bajarlía, quienes la llevaron a lo de Oliverio Girondo y Norah Lange, donde también conoció a Molina.
Cuando se fue a París sus contactos fueron con Julio Cortázar, Aurora Bernardez, Octavio Paz, Miguel Ocampo y Elvira Orphée, Ítalo Calvino y su mujer, Chichita Singer Calvino y el gran post-surrealista André Pieyre de Mandiargues.
Por fin, al volver, en plena década del 60, con su fuerte -pero no única- línea de poesía comprometida y politizada, siguió fiel a su estética con bases surrealistas pero con cambios fundamentales respecto de dicha línea, en tanto era una obsesiva de la corrección" (Malba, Curso "Alejandra Pizarnik: el yo transformado en lenguaje", 2014).
Comentarios
A Alejandra Pizarnik
Decirte desnuda el alma.
Despojada.
Flores marchitas, jaula en tus ojos, soles negros.
Partida sin ausencia. Ausente en los jardines.
Vos y las otras.
Todas vos.
Voz de pájaro muerto.
Y un día el barco llegó de tus manos.
Velaste la vida que sólo ofrecía desvelos.
¿Cómo alcanzarte, Alejandra?
¿Cómo ser y decir tu silencio?